Cuando no sé qué escribir,
te pienso.
Cuando no sé qué pensar,
te miro.
Y cuando pienso que te miro,
siento que te escribo.
Porque al sentirte me pierdo
en tu pupila profunda.
Mirada mareante,
mirada constelada.
Ojos sinceros
sobre los que escriben mis labios.
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