domingo, 9 de abril de 2017

TÚ, PALOMA

Este poema fue un regalo para alguien muy querido (al que pareció gustarle).

¡Oh!¡Paloma!
Palomita que vuelas.
¡Tú!¡La idea!
¡La ambiciosa tendencia hacia una mejor vida!
¡Tú!¡Pensamiento que desliza!
Que agitas tus alas de paloma morada.
Cargas sobre ti un objetivo final,
vital,
futuro y no presente.
¿Que hacer para liberarte?
¿Que camino seguir?
El de abrir y cerrar los ojos,
agitando las alas de arriba a abajo,
baño y lluvia de idealismo y realidad,
que, de manera similar, nos afecta a todos
que nos ocurre a todos de igual manera.
¡Tú! ¡Palomita que cierras los ojos y abres tu mente!
¿Que ves?
Un mundo¿Que mundo?El nuestro, el de todos.¡Tú!, ave que sobrevuela la tierra,
que ves como nadie vuelve a caer en la misma piedra.
Quien tropieza con ella
la difumina,
y esta desaparece,
antes de que el alma errante continúe su trayecto.
Nadie más tropieza.
NUNCA MÁIS se dejará caer,
tan sólo se tambaleará con sus propios pasos.
Sin dejarse llevar.
Sin llegar a caer.
¡Tú! ¡Palomita que cierras el circulo
de este locus amoenus!
Donde al final del camino no hay ningún mar.
Donde el final del camino está en el último paso dado,

hasta que se da el siguiente,
hasta que el siguiente llega.
No hay un fin,
hay un presente.
¡Oh!¡Paloma!
Tu destino está por escribir,
página en blanco.
¡Tú!¡Palomita!
Que vuelas por un mundo sin fronteras que dividan el aire,
que separen ideas.
Sin colores que dividan mentes,
que rompan corazones.
¡Tú!¡Paloma!
¡Que sobrevuelas lugares locos!
Donde no hay fronteras,
ni colores,
ni ojos que los vean,
porque están cerrados,
soñando,
trabajando,
luchando y sonriendo,
por el suelo que pisamos,
el aire que respiramos
y la brisa que sentimos:
un presente con final incierto,
porque solo incierto es libre.
¡Tu libre ambición de paloma morada!
El eco vital de un libro a medio escribir.
¡Palomita! ¡Abre tus ojos!
¡Para que tu mente vuele!
¡Para que la idea permanezca viva!
¡Para que comience a andar!
Escribiendo cada letra como si de la última se tratase,
como si no hubiese más tinta,
ni aire para respirar,
para volar
¡Abre los ojos!
¡Ábrelos!

Y verás colores,
indudables creadores de vínculos vitales,
que unen vidas como lazos rojos
que nacen de un meñique
y tienen por destino un corazón universal,
de este nuestro mundo, el de todos,
de nuestro universo sin fronteras,
lluvia de realidad que refuerza aquel idealismo,
fruto de la alegría,
que luchó y venció.
¡Oh!¡Paloma!
Que ves mentes diferentes,
pero unidas por un bien común,
un bien presente,
una idea real con los pies fríos,
del agua fría del mar al que no llegarán;
fríos, porque la sangre no llegó a ellos,
sangre que se quedó en un intelecto lleno,
de los valores que alimentan al corazón,
raíces que nos sostienen en la tierra.
Porque cuanto más profundas sean
desde más abajo mirarán,
pondremos listones más altos,
fijaremos nuestro presente más arriba,
recibiendo la luz con más perspectiva.
Miradas de alegría,
de FUERZA Y HONOR,
de paz.
La alegría victoriosa de la satisfacción,
locus amoenus,
donde las promesas no son hechos desahuciados,
donde la dictadura la ejercemos todos,
todos y ninguno, nadie,
porque los nombres son sólo etiquetas,
que encadenan y esclavizan,
que encadenan hasta la luz más brillante,
que esclavizan hasta al más puro aire de libertad.
Pero con sonrisa todo se puede,
la sonrisa satisfactoria de la victoria,
de la alegría del presente,
de las invisibles esferas de luz que llegan hasta el cerebro de nuestro pecho,

el de esta nuestra sociedad universal,
y nos llenan de fuerza inquebrantable,
que con una sonrisa de mirada violeta y agridulce,
abre los ojos y dice:
Palomita,
eres más fuerte de lo que tú misma te crees,
de lo que tú misma te piensas,
y hagas lo que hagas,
harás bien,
porque sabrás dar el paso correcto.
Dejemos el juego del “y tú más”,
fracaso taciturno.
Creemos el del “ganémonos el cielo”,
demos pasos de futuro incierto,
pero de presente correcto,
con pasos de gigante, que con educación son grandes,
dados por manos entrelazados,
y enraizadas,
como los pies,
pero nunca encadenadas, ni esclavizadas.
Y va a resultar que cuando abro los ojos, los cierro;
pero cuando los cierro,
observo un presente mejor,
en nuestra alegría,
un “BÁRBARO GAÑIDO”
que rompe las fronteras de las miradas limitadas,
que las llena de fuerza, alegría y paz,
que nos llena de riqueza primaveral,
de absoluta felicidad,
aquella suma de todas las sonrisas victoriosas.

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