lunes, 22 de febrero de 2016

CON NOSOTROS

Dichosa carga neuronal
la de aquel que piensa más allá de las fronteras
la de aquel que tiene voz
pero predica ante la nada, en el silencio,
la nada de aquellas miradas que observan otros mundos,
que no palpitan,
ni las miradas, ni los mundos.
Observaciones limitadas,
sin provecho hecho al derecho,
vómitos de llantos que gritan CAMBIO en un sistema estable.
No existen himnos sin valores,
hechos caducos
los valores (y los himnos).
Corazones que mueren por ideas,
vómitos por los que deben vivir,
y sonreir,
vómitos que aunque fálicos,
y sádicos,
vitales, vitalicios.
Somos lo que comemos,
lo que amamos,
aquello que pensamos.
Hay quienes no tienen qué comer,
y otros que se alimentan por dos.
Se alimentan de hambre,
porque el hambre es ambición,
perdición,
que no ama más que el dinero,
que piensa por ellos,
y por ellos,
es traición.

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