domingo, 5 de enero de 2014

UN ASESINO FAMILIAR

Érase una vez una niña llamada Blanca, de unos 15 años. Sus padres desaparecieron cuando ella era todavía un bebé. Habían ido a ver a una tía abuela suya ( llamada María Antonia ) , a la que se le había muerto un hijo. Iban a buscarla para ir después al tanatorio e ir más tarde al entierro. Pero algo falló. Cuando María Antonia se fue hacia el coche, sus padres se quedaron un poco más en el cementerio para despedirse de aquel familiar tan querido. María Antonia volvió para buscarles. Pero ellos ya no estaban. Volvió al aparcamiento para ver si seguía el coche allí, y así era. Esperó 20 minutos. Pero nada no venían. Entonces llamó a un taxi y se fue a casa. Al día siguiente todavía no habían regresado. Fueron a la policía a denunciar su desaparición. Al día siguiente seguían sin aparecer, y al siguiente. Desde entonces Blanca vivía con su abuela Valentina en una bonita casa de campo. Blanca era una chica tímida, simpática, valiente, estudiosa e inteligente. Tenía el pelo de color rubio platino, los ojos verdes y su piel muy blanca (de ahí su nombre). Y su abuela Valentina era algo por el estilo, la misma piel del color de la leche, ojos verdosos, vamos igualita a ella pero con 50 años más. Un día Valentina recibió una llamada sumamente extraña, Tan extraña como que era el padre de Blanca, pero no era como le recordaba: amable, educado, sino que era más arrogante, o eso se le notó en la llamada. Dijo algo así como que ya había sufrido, pero que si no le hacía caso sufriría aún más las consecuencias. Fue a la comisaría para denunciar la llamada. Pero al día siguiente, cuando Blanca volvió del instituto se la encontró muerta con el teléfono en la mano. El día del entierro vio a un hombre muy extraño que se le hacía familiar pero no lo terminaba de reconocer. Era un hombre moreno. Llevaba una sudadera negra y un  pantalón vaquero del mismo color. También llevaba un sombrero y unas deportivas a juego. Al acabar se fijo en la lápida que tenía al lado. No podía creer lo que veía, no daba crédito, era su madre, aquella persona de la cual no se acordaba mucho , pero los pocos recuerdos que tenia de ella eran todos muy cariñosos a la vez que dulces . A partir de entonces, toda las semanas iba los domingos a ponerle flores a su madre y a su abuela, y siempre veía a esa persona, nunca se movía de allí. Una vez cuando estaba poniendo las flores se dio cuenta de quien era aquella persona, en ese momento aquel hombre extraño empezó a acercarse a Blanca. Le dijo: ¿Sabes quien soy? El asesino de tu madre, de tu abuela y el tuyo. Blanca empezó a correr como el viento. Estaba cerca de la entrada. Creía haberle despistado, salió corriendo hacia la salida, pero aquel hombre no era humano, era un fantasma, salió de su escondite y la mató antes de que pudiera salir. Desde entonces todos los años en esa fecha mueren chicas con la misma edad que Blanca tendría ese año, y esta trata de salir del cementerio pero nunca, nunca lo consigue.  

4 comentarios:

  1. No voy a un cementerio ni muerta jajaja no me gusta. Qué relato más agradabla, cuánto amor.

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    1. A que si eh? , era por cambiar un poco la temática , y no escribir siempre sobre amor , porque sino acabará siendo pesado si siempre escribo sobre lo mismo , gracias por visitar tanto el blog ;)

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    1. Puede que si, puede que no, ¿quien sabe? jajajaj. Yo por si acaso no iría sola a un cementerio jajajaj ...

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